INVITACIÓN

Gaceta Oasis es un espacio plural y abierto para todos aquellos que deseen colaborar ya sea a través de una nota, artículo, fotografía, denuncia o crítica. Sus aportaciones serán publicadas a través de este medio impreso y en la siguiente dirección electrónica http://oasisperiodico.blogspot.com/

Los interesados en enviarnos sus materiales, mandarlos al siguiente correo: oasisperiodico@gmail.com

Características de los textos:

LETRA: Times New Roman, tamaño 12

ESPACIO: 1.5

EXTENSIÓN: Un mínimo de ½ cuartilla, máximo 2 cuartillas.

viernes, 11 de octubre de 2013

DESCUBRIR, DESPOJAR


imagen tomada de Internet
Descubrir, despojar

Luis Nieto

El acto de descubrir implica encontrar algo nuevo, es decir, algo que no se conocía. Es darse cuenta de algo. Esta acción, la de descubrir, conlleva una gran responsabilidad, ¿cómo manejarlo, cómo aproximarse, qué tanto se va a interferir favorable o desfavorablemente, será mejor no intervenir, ser sólo un observador?

Un descubrimiento puede darnos herramientas para solucionar ciertos problemas, también para evitar algunas acciones que puedan afectarnos. Es viable descubrir algún evento u objeto que haya pasado por inadvertido, pero ¿qué sucede cuando aquello encontrado no es algo, sino alguien, esto es, un ser humano o un conjunto de ellos?

No podemos simplemente adueñarnos de ese “descubrimiento”, no tenemos ningún derecho para interceder, robar, deformar lo que no nos pertenece. No podemos considerar a los seres vivos como parte de nuestra propiedad, aun si los hemos “descubierto”.

El acto de descubrir también implica quitar, muy emparentado con el acto de despojar que significa precisamente quitar.

Descubrir es quitar algo para poder encontrar alguna cosa (acción, evento, objeto). Despojar es quitar algo ajeno para quedárnoslo.

Descubrir algo revela, fascina, conmueve, pero cuando se cree que “descubrir” a alguien significa tener poder sobre él, se convierte en una acción cruel e injusta.

Descubrir alguna cosa no necesariamente quiere decir que uno es el primero en lograrlo. Los seres humanos no descubren seres humanos, no pueden apropiárselos como si fueran inferiores a ellos, ni tampoco deben quedarse con sus recursos y sus posesiones. Los seres humanos encuentran seres humanos, es una acción recíproca y coordinada, no subordinada. 

martes, 1 de octubre de 2013

"MATAN A LA GENTE, PERO NO MATAN A LA IDEA"

Fotografía tomada por Luis Nieto el 10 de junio de 2012

“Matan a la gente, pero no matan a la idea”[1]

Luis Nieto

Cuando las máscaras ya no alcanzan a cubrir la razón y la indignación, cuando las mentiras se ahogan a sí mismas, además el resentimiento absurdo supera el borde y la hueca reputación es revelada, también cuando las ideas no se pueden silenciar y el listado de las prácticas aberrantes se termina, se recurre a la más despiadada de ellas: liquidar a quien está en empatía con la razón, la ética, la paz, la justicia.

Llueven las balas letales, directas, sordas, “matan a la gente, pero no matan a las ideas”,[2] pues éstas singuen ahí, llegan a sus objetivos de manera más profunda y extensa que las balas.

Ideas de otros, de aquéllos que vivieron hace años. Ideas cargadas de fuerza, de sueños, de deseo, de esperanza. Ideas propensas a incorporarse en otros, nosotros, los de entonces, como decía Pablo Neruda, aunque no somos todos los mismos, la lucha es la misma.

Esos fantasmas de los que hablaba Paco Ignacio Taibo II, caminan con nosotros, nos impulsan, su lucha es nuestra lucha, son los pilares, los que nos levantan, los que nos reaniman. Los que sonríen cuando se despliegan nuestras banderas, nuestras pancartas. Son el impulso y el eco de nuestros cantos, de nuestros gritos. Sus huellas y nuestras huellas convergen.

Y cuando termine nuestro ciclo, nosotros seremos también esos fantasmas que impulsarán a las generaciones presentes y por venir, y lucharemos siempre todos, seremos su fuerza, sus pilares, su impulso, su ánimo…

Y algún día la bandera caída se levantará permaneciendo en la cima, victoriosa; la pancarta será desenvuelta y colocada en un museo, recordará que valió la pena cada momento de nuestra lucha; los cantos y los gritos quedarán en la memoria como marcas de nuestro tránsito significativo en este mundo.

La última sonrisa antes de partir será bien merecida, plasmará en nuestros rostros que fuimos felices, no importa por cuánto tiempo, pero que genuina y totalmente fuimos felices.    

Y aquéllos que poseen el poder, los expertos en enmascarar, siguen también cohabitando con nosotros, siguen presentes, siguen empequeñecidos por su mentalidad, siguen deseando el bien para sí mismos, para su grupo, su mundo, sus intereses… y así seguirán.

Han de saber que también nosotros seguiremos luchando cada día… como seres corpóreos o como fantasmas.


[1] Uno de los lemas de Rubén Blades (cantautor, político, abogado y actor panameño).
[2] Ídem.