INVITACIÓN

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ESPACIO: 1.5

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viernes, 30 de diciembre de 2011

LAS DIPUTACIONES EN MÉXICO

Las diputaciones en México
Héctor el Príamida
En nuestro país las diputaciones son una de las mejores negociaciones que tienen los partidos políticos para corromper a líderes de todas las áreas; son herencias familiares de los mismos señores que tienen secuestrado al gobierno de México; son el sueño de la mayoría de los mexicanos de pensamiento flojo para ocupar una diputación como trampolín, mejorar su economía y escalar para ser funcionarios públicos para un buen vivir sin importarle la verdadera función de ser un diputado.
¿Cuántos de los diputados están realmente preparados? la mayoría de ellos no saben hacer discursos y se los realizan gente que en verdad lo sabe hacer, ¿Cuántos diputados en verdad conocen los problemas del país? Lo triste es ver en todos los estados de la Republica Mexicana gente que después de haber estado con ese cargo y esa responsabilidad estén en los bares, table dance emborrachándose, siendo prepotentes, insultando y con negocios o empresas que se facilitan con sus cargos de funcionarios públicos. Cuántos de ellos prometen defender las causas del pueblo y en cuanto vienen las propuestas que no ayudan a crecer al pueblo, estos votan a favor. Algunas ocasiones las diputaciones han sido otorgadas a gente que está en el medio del espectáculo, ya sea porque el funcionario público le tenga que pagar el buen rato que le hizo pasar, o ya sea por querer ganar más votos ante el pueblo
Que descaro, insulto y cinismo es saber que cada diciembre se hagan regalos que la mayoría no se merece, ya que no están ni preparados ni a la altura para resolver los problemas del país, mientras a la “prole” le suben dos pesos a su salario mínimo.
No creo que en ese tipo de personas se les desarrolle la conciencia para saber la responsabilidad que se adquiere al tener ese cargo público, seguirán actuando de la misma forma la mayoría de los partidos políticos, y lo que es peor, ya sin miedo, sin vergüenza para ocultar su pésima actitud, su ineptitud e ignorancia para dicho cargo. La pregunta que queda es: ¿Qué necesita hacer el pueblo para que en verdad entiendan y asuman su verdadero compromiso las personas que están en las diputaciones?

lunes, 7 de noviembre de 2011

EL VALOR DEL SILENCIO


El valor del silencio
 Félix F. Jiménez
“No turbar el silencio de la vida
Esa es la ley,
Y sosegadamente llorar, si hay que llorar,
Como la fuente escondida”.
           
Desde hace muchos años se han impreso estos versos de González Martínez, y me han llevado a destacar, para apreciarlo, el valor que tiene el silencio, al silencio que aquí adquiere, en la poesía, la jerarquía suprema.
            Desde luego, no hay música sin pausas y el valor de la palabra muchas veces está en función de los silencios que separan una palabra de otra, una frase de otra y un periodo de otros.
            Desde luego, también se puede hablar con el silencio, puesto que hablamos con los ojos, con las manos, con el cuerpo, y hablamos con los hechos.
            Pensar y valorar el silencio, en principio, puede hacernos educados y prudentes, es decir, puede llevarnos a darle a las palabras el verdadero valor que tienen, de tal manera, que no pequemos de charlatanes, de jilgueros, de habladores.
            Hablar y callar se convierten así en saber hablar y saber callar. Saber hablar será entonces decir lo necesario, lo positivo, lo propio y evitar hablar por hablar o hablar sin sentido. Saber callar será signo de respeto y homenaje. Cuando escuchamos el toque de silencio y cuando guardamos un minuto de silencio lo dedicamos a honrar a un amigo que se nos adelanto en el viaje.
            Saber callar, será muestra de discreción cuando guardamos un secreto. Saber callar será símbolo de prudencia cuando enmudecemos para no lastimar gratuitamente.
            Saber callar será lo mismo que habilidad cuando hablar nos puede llevar a entorpecer una situación social o política. Saber callar será astucia cuando tenemos que sorprender al enemigo en una guerra, en una invasión o en una competencia.
            Saber callar será sencillez y solidaridad humana, cuando la palabra puede ofender y establecer distancias inconvenientes.
            Saber callar será también podernos concentrar y estudiar y aprender  porque sólo se estudia y se aprende en silencio.
            Saber callar, en fin, será la prueba suprema de la ética puesto que en un versículo de la Biblia se nos recuerda que: “el bien que hagamos con la mano derecha, no lo debe conocer nuestra mano izquierda”.
            Saber callar, en fin, será medir nuestra pequeñez y grandeza en el cosmos y será acercarnos a Dios y será conocer la dimensión exacta del amor que nos acerca y nos confunde con todos y con todo.  

domingo, 9 de octubre de 2011

LA TRANSFORMACIÓN INDIVIDUAL, EJE DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL

La transformación individual, eje del nuevo orden mundial

IVAN VERA HERNÁNDEZ

Al hablar de un nuevo orden mundial, se debe de tomar en cuenta muchos aspectos que enlazan la vida humana con su medio ambiente y su medio social principalmente. Aspectos que por lo general refieren a su vida exterior, como la política, la economía, la sociedad, la ecología, ect. Todos estos aspectos que los podemos llamar externos al individuo modifican ó norman su conducta, su forma de interactuar con su ambiente en general y muchas veces en lo individual. Sin embargo, un aspecto fundamental, si pretendemos un nuevo orden en el mundo, es el aspecto individual, que incluye todo lo que refiera al interior del ser humano, como sus valores, experiencias, emociones y pensamientos, etc.

La mayoría de nosotros desea ver una radical trasformación en la estructura social; una sociedad más equitativa y justa, una sociedad que su fin ulterior sea el bienestar del hombre. Y acaso ¿no es realmente lo que cualquier individuo desearía?, ya que el bienestar se fundamenta en aspectos que darían al individuo felicidad, desarrollo, evolución, progreso, etc., pero buscar el bienestar común debería ser la única batalla que se debería desarrollar en todo el mundo y no las que actualmente sostenemos a nivel mundial.

Más producir una nueva revolución social, utilizando sistemas ideológicos o políticos como se ha acostumbrado, es condenarnos nuevamente al estado en que nos encontramos, ya que ninguna de las corrientes políticas, económicas e ideológicas han dado resultados satisfactorios hasta nuestros días. Ningún sistema ha perdurado, ni ha sido eficaz en alcanzar el bienestar humano, además mientras que el eje del mundo sea el sistema económico, lejos estamos de hablar de un verdadero cambio global, donde aspectos como la democracia sea una realidad.

Ahora bien, si hay una revolución social, es decir, una acción con respecto a la estructura externa del hombre, la naturaleza misma de esa revolución social, por más radical que ella sea es estática si no se gesta en el interior del individuo, y esto es lo que se han olvidado los grandes estadistas que desean gobernar con sus ideologías o sistemas políticos económicos. El hombre, como la sociedad cambia de instante en instante y por ello resulta difícil, sino imposible, el que un sistema político, económico y social se establezca sin afectar a los individuos. Por ello la base fundamental de una trasformación real en nuestra sociedad tiene que efectuarse por otro medio totalmente distinto a los que se han querido implementar.

Este cambio interno radica en una transformación psicológica en el individuo, una trasformación interna que lo conduzca a nuevas formas de integración social; fundamentadas en  valores éticos  de carácter universal, no sectarios o propios de una cultura; valores que nos identifican como lo que realmente somos, unos seres humanos. Solo si se da el cambio en el individuo, realmente este cambio será perdurable y adaptable de instante en instante, beneficiándolo en todos los aspectos de su vida.

Al hablar de valores éticos universales, nos referimos a aquello que radican en el interior de cualquier ser humano, como la confianza, la buena voluntad, el respecto, la ayuda mutua traducida en filantropía y como corona de un valor universal perenne en la historia del hombre el amor, solo por mencionar algunas virtudes que no pertenecen a ningún grupo o corriente ideológica ya que son parte de lo que nos ha llevada a ser seres humanos. Por tal motivo ninguna religión o creencia institucional debe  llevar a cabo esta tarea, ya que aunque todas estas instituciones han tratado de infundir estos valores en el ser humano, sabemos que cada una de estas doctrinas tiene un tipo diferente de perspectiva acerca de estos valores y por tal motivo no sería adecuado el que estas instituciones se abocaran a tan noble tarea, ya que si lo permitimos, entonces tendríamos un sistema doctrinario que esclavizaría al hombre en su mayor tesoro,  que es su conciencia.

Antes de ocuparnos en quién  o cómo se deben de infundir estos valores en el ser humano, primero debemos formarnos  una conciencia del problema que estamos viviendo sea cual sea. Es un hecho que esta sociedad se va autodestruyendo. El modelo materialista occidental, que toma como base una sociedad consumista, donde el valor  del sujeto está enteramente basado en los bienes  materiales que posee o en el poder que ejerce sobre estos, nos está consumiendo propiamente, y realmente es de preguntarnos si el sistema en que vivimos nos beneficia. Por ello es que estos grandes macrosistemas sociales que ofrece un gobierno o sistema político  a sus ciudadanos cobran una real importancia para el individuo social, porque lo primero que nos debemos de plantear ante estos sistemas ideológicos, es saber si el individuo es un mero instrumento de la sociedad, o es el fin de la sociedad misma.

Ustedes y yo como individuos, debemos de preguntarnos y, sobre todo, observar si somos utilizados, dirigidos, educados, controlados o plasmados conforme el modelo social establecido por la ideología gobernante y ver  si esta ideología responde a las necesidades del individuo.

Si el individuo es un instrumento de la sociedad, entonces la sociedad es mucho más importante que el individuo, lo cual, sí esto es cierto, debemos de renunciar a la individualidad  como seres humanos y trabajar para la sociedad; entonces  todo nuestro sistema educativo debe ser enteramente revolucionado, y el individuo convertido en instrumento que ha de usarse y eliminarse cuando ya no sea útil. ¡Reflexionemos un poco! y acaso esto no es nuestra realidad, pero si la sociedad existe para el individuo, entonces la función de la sociedad no consiste en hacer que el individuo se ajuste a modelo alguno, sino en darle el sentido y el apremio de libertad.

Por mucho y muy sabiamente que se legisle a una sociedad, siempre la sociedad está  en proceso de desintegración o de cambio, es por eso que las estructuras ideológicas de la política y gobierno al ser estáticas crean conflicto entre nosotros los individuos. Esta desintegración social  la vemos  y vivimos a diario, y es preciso que haya nuevos arquitectos, nuevos constructores para crear una nueva sociedad, pero estos constructores no deben ser unos pocos hombres como siempre ha sido, sino que debemos ser todos.

La estructura debe levantarse sobre nuevos cimientos, sobre hechos y valores nuevamente redescubiertos. Vemos que la sociedad se derrumba y se desmorona, pero hay apatía entre nosotros porque esperamos lo de siempre, que venga un salvador, un Mesías, un estadista, alguien que reestructure el sistema, que nos salve de las condiciones en que nos encontramos y sigamos esperando que ese aparente cambio nos resuelva todos nuestros conflictos, lo esperamos con verdadera fe; pero somos nosotros, ustedes y yo quienes debemos ser los arquitectos. Ustedes y yo debemos de redescubrir los valores, edificar sobre cimientos más fundamentales, más duraderos, porque si  esperamos de los constructores políticos y religiosos nos resuelvan los problemas, entonces nos hallaremos precisamente en el misma situación en que estamos.

Ustedes y yo debemos darnos cuenta de las causas del derrumbe de la sociedad y crear nuevas estructuras que no se basen en la mera imitación de sistemas o formas de pensamiento externo, sino en nuestra comprensión de las cosas que faculta a nuestra inventiva creadora de resolver cualquier obstáculo. Cuando comprendamos que los problemas que tenemos actualmente son fruto de nuestro interior, entonces  los podremos abordar de otra forma, ya que nuestra percepción cambia. Bajo este nuevo enfoque ahora el mundo es lo que ustedes y yo somos. Nuestros problemas son los  problemas  del mundo y los problemas del mundo son nuestros problemas. Y este pensamiento es un hecho básico y sencillo, para que se geste una real revolución en la sociedad actual.

Pero nuestras relaciones con uno o muchos seres parece que no las tomamos en cuenta, pretendemos producir alteraciones mediante sistemas ideológicos o revolucionarios en las ideas o valores, basada en tal o cual sistema, olvidando que somos nosotros quienes creamos la sociedad y producimos el orden o la confusión con nuestra manera de vivir. Debemos entonces empezar por lo que está más próximo al hombre; tenemos que ocuparnos por nuestra existencia diaria, preocuparnos, y sobre todo,  ocuparnos  de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos y emociones que se gestan a cada instante ya que estos determinaran nuestros actos de todos los días y estos actos tienen que ver con nuestro entorno, sobre todo con nuestra vida de relaciones humanas, por ello la importancia del cultivo de una vida de relación fructífera, carente de egoísmos vanos y superfluos, llena de generosidad, de respeto y de amor para que estas relaciones sean en verdad humanas.
Solo un nuevo individuo que es consciente de sí y de su entorno, reflejara una vida más armónica que influenciara a todo nuestro sistema social trayendo un nuevo cambio en la forma en que interactuamos; por lo tanto, nuestro sistema cambiaria de forma natural y no se detendría al cambio, sino seguiría con él  perfeccionándose y sobre todo trayendo una libertad y bienestar que nunca se han visto en la historia de la humanidad

viernes, 30 de septiembre de 2011

EL PAPEL DE LA IGLESIA CATÓLICA EN MÉXICO

El papel de la Iglesia Católica en México
Félix F. Jiménez
En el diario la Jornada, con fecha 22 de julio del 2011, salió una nota diciendo que el cardenal Sandoval Iñiguez, de acuerdo con un cable filtrado por Wikileaks, le pidió al embajador norteamericano en el Vaticano que frenara al candidato presidencial López Obrador para que la izquierda no avanzara en América Latina, lo que significa que en estos momentos  la crisis no sólo es económica, política, social, sino hasta religiosa. Los jóvenes de ahora no creen en nada, basan su fe en la relación de pareja, en la dependencia del otro. La pregunta es: ¿cuál es el papel de la Iglesia en estos momentos? El papel que debe tener la iglesia en estos momentos es el de poder hacer que la gente vuelva  a tener fe en el espíritu, porque si no, que es del ser humano sin él.
La iglesia, como lo vemos, está metida en ganar terreno político, en volver a tener espacio y participación en la política; aunque no es de extrañarse, eso lo ha venido haciendo durante toda su existencia, más que una institución liberadora de prejuicios, miedos, soledades, es una institución que trata de conseguir riqueza económica a través de controlar los miedos, de vender el cielo a cambio de donaciones de casas, terrenos y miles de pesos, de humillar y vender una falsa creencia de verdadera fe. Cuántas personas de muy bajos recursos dejan más de lo que ganan económicamente en limosnas sin saber que parte de ese dinero lo envían al Vaticano, siendo nuestro pobre país sumido en la ignorancia, uno de los países que más dinero le aportan al Papa.
Más allá de un candidato de izquierda, derecha o centro, ninguna Institución religiosa debe meter las manos en las elecciones ni hacer proselitismo por un candidato. Lo que debe hacer la Institución Católica es volver a profesar la verdadera fe, la fe que hace que se logre cumplir las metas, la que libera al ser humano de sus miedos, de los canones morales que sacrifican en vez de hacer al ser humano libre en sus acciones respetando a sus demás hermanos.

LAZOS SOCIALES

Lazos Sociales

IVAN VERA HERNÁNDEZ

Cuando el hombre necesito del otro para poder existir, es cuando nació la humanidad.

Al nacer el hombre, a diferencia de muchos animales, necesitamos del cuidado de nuestros padres o de cualquier ser humano para poder sobrevivir. No somos capaces de ser independientes al nacer, solo hasta que alcancemos una madurez biológica y psicológica, así como también el cocimiento necesario de nuestro medio ambiente para poder vivir en él, es cuando podemos vivir de manera independiente al núcleo familiar o de protección. Mas sin embargo esta independencia está sujeta  a los lazos sociales que nos unen a la humanidad.

Recordemos que el hombre es un ser social eminentemente, por lo cual, si es que deseamos desarrollarnos no podemos estar aislados, estos lazos sociales son lo que nos han constituido como seres humanos, son los que nos han hecho ser lo que somos ahora como humanidad. En consecuencia, es de suma importancia el reflexionar que tipo de relaciones tengo con el medio social y comprender como se han construido estos vínculos, estas formas de interactuar con nuestros semejantes.

Desde la relación que tiene un bebé con su madre hasta la relación que pudiéramos tener con un ser humano al otro lado del planeta, se han construido derivado de las necesidades que vamos enfrentando como seres individuales y colectivos. Conforme ha evolucionado la humanidad se construyen nuevas y más complejas relaciones sociales. La forma de interactuar entre los seres humanos es cada vez más activa en la actualidad y como ejemplo tenemos las nuevas formas de comunicación a través de medios electrónicos y tecnológicos, pero lo que nos debe de preocupar es, no el cómo se gestan estas relaciones  o por qué medios se realizan, sino quién las está realizando. Entonces es el individuo, usted y yo, en lo que debemos poner atención.

Surgen nuevas necesidades que nos invitan a nuevas formas de interactuar con nuestro medio, pero el individuo es el mismo. Cuando el mundo externo nos envuelve en sus transformaciones y hecatombes el individuo se adapta a estas nuevas formas de interactuar pero lo hace desde lo conocido, desde lo que ha aprendido y por tal motivo casi siempre el cambio nos cuesta mucho trabajo, piense en una comunidad que ha estado mucho tiempo aislada  y de repente tiene la necesidad de interactuar con otras, si esta comunidad de nuestro ejemplo no ha desarrollado la tolerancia, el respeto, la confianza, la negociación, la diplomacia, etc., sostendrá varios y diversos conflictos que tendrá que ir superando hasta adaptarse a los nuevos lazos sociales que se hayan creado. Estas adaptaciones las sufrimos constantemente y las vamos a sufrir toda la vida, y la manera en que las enfrentamos es mediante la educación que hayamos recibido.

La educación como tal es un concepto muy amplio, no sólo se refiere a la educación académica que recibimos en la escuela, sino, también a la que recibimos de nuestra familia, de nuestra comunidad, de nuestra cultura; en sí, de todo lo que nos rodea y por lo cual aprendemos, formándonos un criterio y una forma de actuar, que se refleja en la forma de interactuar con nuestro medio. Por tal motivo, es la educación lo que fundamentalmente va a cambiarnos, nos va enriquecer y nos va a llevar a tener nuevas o mejores formas de interactuar con nuestras relaciones de todo tipo, como: laborales, familiares, intimas, etc.  Por eso es tan importante la educación en general, no solo la académica, sino la educación como medio civilizador y evolutivo del ser humano. Esta educación se ve influenciada, por los padres en primera instancia y por la familia, pero estos a su vez están influenciados por las tradiciones y la cultura de la sociedad, por los sistemas y corrientes ideológicas del gobierno y por la moral social y religiosa donde se desarrolla el individuo. Todos estos factores son en mayor o en menor grado lo que fundamentan la  vida de relación que tendrá el individuo con su entorno y de ahí la gran importancia que tiene la educación, ya que ésta será la que norme y de forma a una sociedad entera. Por ello amigo lector reflexionemos en el tipo de educación que nos dieron nuestros padres, nuestros maestros, lo que hemos aprendido  de nuestros amigos, de las personas que son  compañeras del trabajo, en fin de todos los seres humanos que están a nuestro alrededor y no se trata de culpar a otros de por qué somos como somos,  o de deslindarnos de nuestra responsabilidad, no;  se trata de observar, de meditar si la educación que hemos tenido a lo largo de la vida es útil, correcta y nos enriquece como seres humanos, ya que si es así, entonces nuestra sociedad evolucionará y tendremos un mejor porvenir, porque algo que debemos tener siempre presente es que cada acto que realizamos construye nuestro medio social a cada momento, instante en instante, nunca pensemos que lo que hacemos no tiene repercusión sea esta positiva o negativa. Si queremos un mejor medio social entonces ocupémonos de la educación de nosotros mismos por principio y veamos qué tipo de educación están recibiendo los que nos rodean, de lo contrario solo seremos esclavos del medio en que interactuamos y nos convertiremos en depredadores sociales, condenándonos a  fin trágico y violento.

martes, 6 de septiembre de 2011

LA REVOLUCIÓN MEXICANA Y LA CRISIS


La revolución Mexicana y la crisis
Manuel Mas Araujo.

La historia de México se articula en tres ejes principales: la Independencia, la Reforma y la Revolución: en este año conmemoramos dos cientos años de la Independencia, ciento cincuenta años de las Leyes de Reforma y cien años de la Revolución Mexicana. Para comenzar, me importa señalar que estos tres movimientos armados, orgullo nuestro como mexicanos, se dieron en contra de gobiernos constituidos conforme a las leyes y que representaban el orden y la paz. El prolongado gobierno de Porfirio Díaz tuvo, desde luego, aciertos y equivocaciones, pero podemos caracterizarlo porque pacificó a nuestro país después de una larga cadena de invasiones, intervenciones, golpes de Estado y constantes guerras fratricidas. Por otra parte, inició la industrialización de México y abrió las puertas de par en par al capital extranjero, para que hubiera más empleos y pudiéramos progresar en la civilización. En las famosas fiestas del Centenario, en 1910, todo el mundo aplaudió y consagró a este gobernante patriota, honesto y sabio.
Sin embargo, un joven liberal y más inquieto, suspiraba por la democracia y tenía la fundada sospecha de que las últimas elecciones porfiristas no eran muy limpias. Como por medios pacíficos no pudo cambiar las cosas, Francisco I. Madero decidió la guerra y la historia de México volvió a ensangrentarse por no menos de siete años: el ejército federal no supo defender a las instituciones y, tras un millón de muertos de los 16 que éramos entonces, hubo necesidad de convocar a un nuevo Congreso Constituyente que fijara nuestras nuevas aspiraciones y nos organiza convenientemente.
Los Liberales de “Valle de México” sufrió, en aquella época, un verdadero colapso: su élite dirigente estaba identificada con el gobiernos de Porfirio Díaz y en ella destacaba, de manera prominente, un grupo influyente y poderoso de nacionalidad norteamericana. Pero esta élite, curiosamente, fue sustituida con rapidez, por una pléyade de liberales que hablaron un nuevo idioma: la auténtica fraternidad, decían, está en un nacionalismo bien entendido, y no puede fincarse en un capitalismo salvaje que produce dependencia y miseria. Y como estos liberales hallaron eco en toda la provincia mexicana, la Revolución, que se inicio como un simple problema electoral, pronto se tiñó toda de nacionalismo, en lo político, en lo económico y en lo social.
Así se puede constatar en la original Constitución de 1917 que redactó un Congreso Constituyente formado en su mayor parte por  masones y presidido por el  Luis Manuel Rojas. La constitución de 1917 destacó en todo el mundo por cuatro artículos de marcado sabor nacionalista y socialista, alternando con otros que seguían la tradición liberal.
Estos artículos fueron el 3º, sobre la educación; el 27, sobre la tierra y los campesinos; el 123 sobre el trabajo y los obreros y el 130 sobre la Iglesia Católica.
Los artículos 3º y 130 lastimaron profundamente al clero católico porque la Iglesia perdió su personalidad jurídica y, cosa muy importante, se la marginó de la propiedad, de la política y de la educación.
Los artículos 27 y 123 protegieron a las clases económicamente débiles: junto a las garantías sociales, cosa insólita, entonces, en el mundo. También estos artículos aseguraron la dignidad de la nación y la protegían de un capitalismo desmedido, asunto que lastimaba, también profundamente, los intereses capitalistas norteamericanos.
Todavía se discute, y más hoy en día, si la Revolución Mexicana tuvo razón de ser: nuestro nacionalismo ha ido desapareciendo; nos hemos vuelto a deslumbrar con el capital extranjero; y mientras crece nuestra pobreza y nuestras crisis económicas, un grupo muy reducido de multimillonarios mexicanos alternan con éxito entre los más famosos multimillonarios extranjeros (revista Forbes).
Para justificar a la Revolución Mexicana (que concluyó definitivamente al finalizar el gobierno de José López Portillo), basta solo mencionar un dato: durante los tres siglos de dominación española, durante todo el siglo XIX, y durante el prolongado gobierno de Porfirio Díaz, la población analfabeta de México estaba representada por el 95% de sus habitantes. De 1920 a 1940 este porcentaje bajó al 48%, es decir, que en 20 años de gobiernos revolucionarios se pudo hacer por la Nación, lo que no se hizo en cuatro siglos. En 1970 ya podíamos presumir de haber bajado el índice al 20%. Esto, desde luego, dice mucho a favor del desarrollo del país y de la extensión de una clase media y una cultura que antes no se conocía.
Sí se justifica, pues, la Revolución Mexicana, pero no podemos negar que ésta se ha venido debilitando, hasta desaparecer con la asunción a la Presidencia de Miguel de la Madrid: ante el grito desesperado de José López Portillo al nacionalizar la banca: “No volverán a saquearnos”, pronto vimos que el nuevo Presidente lo volvía a privatizar y establecía, como nueva modalidad de la economía, las privatizaciones estatales. Por si fuera poco, Carlos Salinas de Gortari modifica los artículos 3º, 27 y 130 para que quedaran al gusto de nuestros vecinos norteamericanos, y así, poder firmar el famoso Tratado de Libre Comercio. La cúpula masónica no pasó de dejar constancia de su disgusto, y este disgusto solo regocijó a la Iglesia Católica y al propio gobierno que se dio  lujo de recibir a su Santidad, el Papa, con honores de Jefe de Estado…..
¿Qué había, pues sucedido? ¿Cómo, casi de la noche a la mañana, nos amanecemos con un país distinto?
Existe, desde luego, la explicación de que todas las sociedades se desenvuelven  dentro de un movimiento dialéctico, pero yo lo entiendo mejor de la siguiente manera:
Por una parte el PRI y el Gobierno han experimentado una infiltración casi imperceptible, pero fundada, del  Opus Dei y de nuevos y viejos intereses del capital norteamericano, en la misma medida que la masonería y los masones han perdido las posiciones claves y por otra parte, la crisis económica que estalló en 1970 se han prolongado en sucesivas crisis, cada vez más agudas, y todo porque el modelo internacional favorecen más los intereses extraños y la concentración de capital que los intereses propios.
Para finalizar quiero proponer las siguientes reflexiones: Toda revolución tiene como antecedente necesario una crisis económica. La guerra de Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana no pueden ser entendidas si no se conocen las crisis económicas que las precedieron y que las motivaron. Pero al final de cuentas ¿Qué es una crisis económica?
Frente a las múltiples disquisiciones que tratan de explicarla y que no han hecho más que confundirnos, yo estoy convencido de que una crisis económica no es otra cosa que la concentración del dinero en muy pocas manos.
Esto que mucha gente no puede decirlo por ignorancia o por interés ocultos, sucede en todo el país típicamente capitalista, porque en él la distribución de la riqueza favorece enormemente al capital, por encima de los otros factores de la producción y, además, porque existen, en este sistema económico, muchos mecanismos que impulsan la concentración del dinero, cada vez más, en menos manos: la inflación, las devaluaciones, el desarrollo tecnológico, los topes salariales, las privatizaciones, los monopolios, la educación selectiva, etc. Por eso, siendo como somos un país capitalista, Francisco J. Múgica, Heriberto Jara, Lázaro Cárdenas; por eso los liberales de 1917 quisieron darle a la Revolución Mexicana los tintes socialistas que influyera en una mejor distribución de la riqueza y evitaran, de raíz, la pobreza y todos sus derivados. Por eso nacieron los originales artículos 3º, 27, 123 y 130 y no dudaron en rescatar el ejido entre otras manifestaciones culturales de nuestras raíces prehispánicas.
Hasta 1993 nos parecía imposible un movimiento armado en nuestro país, pero la realidad nos despertó al despuntar 1994. Ya van 18 años y la situación en Chiapas todavía no se resuelve, como tampoco se resuelve la terrible crisis económica. Pero lo más grave es que no miremos el camino correcto cuando nos aferramos, como lo hacemos, a una política económica que ya probó su ineficiencia con los presidentes Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y el señor Felipe Calderón.
En fin, que las enseñanzas de la historia, de la sociología, de la política y la economía deben servirnos para algo más que discursos y declaraciones, para algo más que el conformismo y la pasividad.
A mi modo de ver, las crisis económicas sólo tienen dos salidas, y que a la postre resulta una sola: una nueva y mejor distribución de la riqueza. Sólo que ésta puede obtenerse por dos medios: uno violento, la revolución; y el otro pacífico, limitado, moderando el capitalismo salvaje con un auténtico nacionalismo, con una verdadera fraternidad, tal y como se plasmó en la obra gigantesca y constructiva de la Revolución Mexicana.

LIBRO: PRESIDENTE LEGÍTIMO


Héctor el Príamida



Estrada, Francisco. Presidente legítimo, las memorias de Miguel Henríquez Guzmán. Centro de estudios del liberalismo “miguel henríquez guzmán. México D.F. 2009.

Francisco Estrada nos muestra en su libro Presidente legítimo, las memorias de Miguel Henríquez Guzmán, en qué desembocaron las pragmáticas decisiones del General Lázaro Cárdenas del Rio al apoyar a sus sucesores presidenciales. Nos brinda la reflexión sobre lo que fue de la Revolución Mexicana y por ende, de nuestra Magna Carta.
Presidente legítimo nos enseña que aquel candidato que no hace negociaciones con el país vecino (EEUU) jamás tendrá la presidencia, aunque democráticamente en las urnas haya vencido, y en dado caso de que se reconozca su triunfo, aparece la amenaza de invasión o en el mejor de los casos, el de un golpe de Estado, como lo han venido demostrado en demasiados países latinoamericanos, lo que demuestra que los votos en una elección presidencial no importan, ya que será presidente de la república mexicana el que mejor ofrezca la explotación de mano de obra barata y la explotación de la tierra a los países llamados primer mundistas.
A través de textos escritos por el General Miguel Henríquez, Francisco Estrada nos enseña el proceso de las elecciones presidenciales de 1952. Un proceso donde nos narra la forma y las cosas que el gobierno, que ya conocía su derrota, realizó como: trampas, asesinatos, desapariciones de personas afines al movimiento Henríquista para que claudicara. Y en algunas ocasiones, esta forma de negociar del gobierno, ha llegado a veces a corromper a los líderes y comprar así el movimiento, como sucedió con Cuauhtémoc Cárdenas en el año de 1988. Aunque con Miguel Henríquez no sucede eso, todo lo contrario, lucha apegado a la Constitución Política Mexicana por que se reconozca su triunfo, pero la historia nos ha demostrado que en todos los fraudes que han existido en las elecciones presidenciales, el gobierno no reconocía, no reconoce ni reconocerá su derrota y que hasta ahora toda forma, estrategia o mecanismo pacifico que se tome para que sea reconocido el triunfo, jamás será demasiada presión ni la solución. Surgen entonces las dudas: ¿qué debe hacer el pueblo para evitar fraudes? ¿A qué tipo de mecanismos debe llegar el pueblo para que el gobierno reconozca su derrota, y su mal gobierno para con la sociedad si de todos los mecanismos que se han intentado hasta ahora ninguno ha funcionado?
Este libro nos dice que siempre ha habido hombres leales a la justicia, pero sobre todo, hombres con principios que jamás han dejado de luchar por la justicia, hombres que jamás se traicionaron a ellos mismos como Miguel Henríquez Guzmán.
   

LA EDUCACIÓN EN MÉXICO

La educación en México.
Félix F. Jiménez

El pilar fundamental de una sociedad es la Educación, y es ésta la que ha sido a toda costa de ser controlada por los dirigentes en turno en las altas esferas del poder mexicano. Y digo en las altas esferas, porque tanto los dirigentes de la S.E.P, la líder del sindicato de maestros Elba Esther Gordillo, los últimos presidente del país, una mayoría de gobernadores, algunos grandes empresarios extranjeros y nacionales y un tanto más de algunos líderes religiosos han modificado a su antojo y conveniencia los planes de estudio, los libros de texto y el perfil con el que deben salir graduados los alumnos de algunas Instituciones educativas.
Mientras tanto, a las instituciones educativas del gobierno que están en todos los Estados y que logran hacer hombres creativos para el país les son recortadas el presupuesto económico, pero ahí no termina todo, porque a los colegios o escuelas privadas que también ayudan al buen desarrollo humano, le buscaron la forma de afectarlas con el famoso IETU (Impuesto Empresarial a Tasa Única), y da la casualidad que las escuelas religiosas se registran como fundaciones culturales y no pagan este impuesto, quedándose así con todas las colegiaturas en sus instituciones.
            Todo esto con qué fin, con el fin de que un país como México, llamado con eufemismo: país en vías de desarrollo y no país tercer mundista, produzca mano de obra barata tanto para las grandes empresas extranjeras como nacionales, que son las que controlan la economía y, por ende, sólo piensan entrar en la lista de los grandes millonarios del mundo.
            El restarle el presupuesto a la ciencia, a la educación es un claro ejemplo del control que
Aunque todos los enemigos de una buena educación saben que podrán controlar las formas de pensar, de actuar, de consumir cosas triviales, también saben que jamás podrán controlar el espíritu de libertad del ser humano y menos el espíritu del mexicano.

DÓNDE SE HABRÁN IDO


¿Dónde se habrán ido?
Según su costumbre, el sol
brilla y muere, muere y brilla
y en el patio, como ayer,
hay una luna amarilla,
pero el tiempo, que no ceja,
todas las cosas mancilla.
Se acabaron los valientes
Y no han dejado semilla
¿Dónde están los que salieron
a libertar las naciones
a afrontar en el sur
las lanzas de los malones?
¿Dónde están los que a la guerra
manchaban en los batallones?
¿Dónde están los que morían
en otras revoluciones?
No se aflija. En la memoria
de los tiempos venideros
también nosotros seremos
los tauras y los primeros.
El ruin será generoso
Y el flojo será valiente:
No hay cosa como la muerte
para mejorar a la gente.
¿Dónde está la valerosa
Chusma que pisó esta tierra,
la que doblar no pudieron
perra vida y muerte perra,
los que el duro arrabal
vivieron como en la guerra,
los muraña por el Norte
y por el sur los Iberra?
¿Qué fue de tanto animoso?
¿Qué fue de tanto bizarro?
A todos los gastó el tiempo,
a todos los tapa el barro.
Juan Muraña se olvidó
del cadenero y del carro
y ya no sé si Moreira
murió en Lobos o en Navarro.
No se aflija. En la memoria…
Jorge Luis Borges