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La selección mexicana
Silvestre Salamardo
Perdió la selección de fútbol soccer mexicana, no
perdió el país. Decir esto no es malinchismo, pero si hubiera ganado, sólo
hubiera sido en beneficio de millones de pesos para los jugadores, cuerpo
técnico y televisoras. Entretanto sucede el evento llamado mundial de fútbol soccer, las cámaras legislativas aprobaron lo que
perjudicará el crecimiento económico, el ingreso per cápita de todos los
mexicanos.
Hemos visto como, por un lado, hay personas que les
desean a los jugadores de la selección de fútbol que pierdan, como si esto fuera
a mejor todo o como si ellos fueran culpables de los abusos de los trabajadores
al servicio del Estado mexicano. En parte, la culpa de esta actitud la han
provocado los mismos funcionarios públicos al aprovechar ciertos momentos para
seguir aprobando a su antojo y en favor de los que dominan y han hecho las
injusticias en el país. Agréguese la detención del Dr. Mireles, y, como es
costumbre de los gobernantes, lo declaran culpable mientras la mayoría disfruta
de un partido de la selección nacional. La legalización de las autodefensas sin
incluir a Mireles, parece advertir un plan muy simple y cruel: detenerlo.
Por otro lado, están los que apoyan en exceso a la
selección de fútbol nacional, recuérdese que en los años de la crisis económica
de EEUU, peleaba un boxeador llamado Braddock, el cual, después de su regreso a
las peleas, la gente de su país se identificaba con cada triunfo del deportista
porque las personas asumían dicho triunfo para sí mismos en medio de la crisis
en la que vivían en aquella época.
En cada deporte pasa lo mismo, y, no es casualidad
que en esta época de crisis mundial (peor que la del 29 en los EEUU, ya que en
este momento la crisis está en los países en vías de desarrollo y en algunos
llamados de primer mundo), con el evento del mundial de fútbol soccer, las
personas de los países que compiten asuman las derrotas y los triunfos como si
fueran de ellas mismas. La selección de fútbol, a veces, es el único aliciente
donde la gente puede triunfar, puesto que su vida, nuestra vida, es una derrota
constante. Que por el triunfo de otros nos colguemos para sentirnos
triunfadores no es empatía, es un efecto placebo, una droga para la psique, no
permitamos esto.
En lo que respecta a los jugadores de la selección
mexicana de fútbol soccer, se les apoya de todo corazón con buenos deseos, al
igual se debería apoyar con tal pasión a las artes (teatro, música, danza,
etc.), ciencias y cualquier represente de México, como es el caso de los
llamados pequeños gigantes de la montaña,
los cuales fueron subcampeones de la
copa Barcelona de basquetbol infantil.
Hagamos un equipo para que el partido político, sea
del color que sea, asuma su cargo como debe ser y no en beneficio de ellos y sus
amigos, dado que así van procediendo los trabajadores del Gobierno de México:
oprimiendo a la gente que lucha por su pueblo, por una vida más tranquila,
justa y feliz; por otra parte dicho Gobierno muestra una imagen vacía, banal,
falsa, perecedera, vulgar. Pues lo insustancial ni con todos los mejores
atavíos y maquillajes se puede esconder. México no es la selección nacional de
fútbol ni una portada del Time o Marie Claire.
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